Los problemas comenzaron pronto. Un paso fuera de la línea en el ejercicio de suelo por aquí, un salto extra en el potro por allá. Y, durante dos horas el domingo, siguieron acumulándose, socavando el aura labrada por la gimnasia estadounidense en la última década. Ni la más grande de todos los tiempos fue inmune a las realidades de un deporte donde la perfección es inalcanzable.
Durante 11 años, las estadounidenses ha coqueteado con ella, al menos desde el punto de vista competitivo, viajando por todo el mundo y regresando a casa con las maletas llenas de oros.
(…) Aunque la actual campeona olímpica Simone Biles lideró el concurso y su compañera Sunisa Lee fue segunda, por primera vez desde los mundiales de 2010, Estados Unidos vio otro nombre por encima del suyo en la clasificación por equipos.