Una encuesta reciente de la agencia noticiosa Kyodo News revela que 72% de los encuestados quiere que las olimpiadas de Tokio 2020 (porque se pospusieron por la pandemia a este año), se cancelen o pospongan. Las razones son variadas: miedo a que no se concluyan satisfactoriamente las obras, que no se logren controlar los brotes de COVID-19 y que el país pase la vergüenza de fracasar en el intento.
Otros proponen posponerla a una fecha más alejada en el futuro sin pandemia que permitiera asistentes de otros países. Como suena lógico en las circunstancias actuales, Japón está cerrado al turismo y a los viajeros externos, de modo que solo asistirían connacionales. Eso también, para muchos, le quita el brillo a la iniciativa.
En Japón hay gran malestar en la población por la lentitud de la vacunación y otros problemas logísticos que han entorpecido el combate a la pandemia. No en balde, muchos consideran esa la prioridad nacional.
No está fácil para Japón decidir qué hacer con los Juegos Olímpicos Tokio 2021. Lamentablemente parece que cualquier decisión (inaugurar, como se ha propuesto el gobierno o suspender como sugieren otros) traerá resultados negativos, de modo que tendrá que buscar la solución que le produzca el menor impacto negativo posible.
La cuenta regresiva para los Juegos Olímpicos de Verano de Tokio llegará a los 100 días el miércoles, si es que la competición se realiza según lo programado.
La 32ª edición de las Olimpiadas de Verano ya se pospuso un año debido a la pandemia mundial de coronavirus, y el evento normalmente cuadrienal, ahora programado del 23 de julio al 8 de agosto en la capital japonesa de Tokio, comenzará por primera vez en un año impar.
Incluso mientras el reloj avanza hacia la ceremonia de apertura, una nube de incertidumbre aún se cierne sobre Tokio. La pandemia de COVID-19 aún continúa en Japón y el resto del mundo, y algunos países tienen más éxito en vacunar a sus ciudadanos que otros.
Los organizadores de Tokio y el Comité Olímpico Internacional (COI) están decididos a organizar la competición según lo planeado, aunque solo sea para que sirva, en palabras del COI, como “un faro de esperanza para el mundo durante estos tiempos difíciles”.