Al comienzo de esta temporada de fútbol todo era sombrío en torno al FC Barcelona, una crisis institucional que parecía que se iba a alargar por más tiempo, pero no fue así.
Una muestra clara de que las aguas se han calmado es el título que ha conseguido el equipo culé tras hacerse con la Copa del Rey tras vencer en la final al Athletic de Bilbao 4 goles por 0.
Según reseñó Marca, los de Koeman le han dado la primera alegría a Laporta en su vuelta a la presidencia. Una temporada marcada por las dudas iniciales tras el intento de fuga de Messi y que marcó una trayectoria irregular que se ha ido corrigiendo con el paso de los meses.
Este título, y con la Liga en el horizonte, da color a una campaña gris. Falta por saber si este título ayudará a que Messi siga, esa es la gran final que les queda por disputar antes del verano. El Athletic, que aún no se había recuperado del sopapo que se llevó de la Real, vuelve a quedarse sin su trofeo más deseado. Tampoco fue rival para el Barça y se lleva como premio de consolación la Supercopa, que tampoco está mal, pero queda en anécdota ante la oportunidad que han perdido de firmar una temporada histórica.
Koeman salió con el sistema de tres centrales que mejores resultados le ha dado en los últimos meses. Piqué fue uno de ellos, recuperado de su segunda lesión esta temporada. La otra novedad fue la presencia de Griezmann en punta en junto a Messi dejando a Dembélé en el banquillo. Marcelino no pudo recuperar a Yuri y Balenziaga fue titular en la banda izquierda. El lateral derecho lo ocupó De Marcos y Unai López ocupó el mediocentro junto a Dani García. Pero lo más importante para Marcelino era comprobar cómo estaba mentalmente su equipo. Si el varapalo ante la Real era algo olvidado o seguían quedando secuelas. Siguen quedando secuelas y después de esta goleada muchos más. Sexta final copera que pierden de forma consecutiva, queda todo dicho.