¡Hay que ganar! Esas tres palabras, cortas y poderosas, deben sonar fuerte en la cabeza de cada jugador de la Selección Colombia antes de pisar el césped en Brasilia. Hay que ganar, hay que ganar, hay que ganar… que suene, que retumbe, que lo interioricen y se lo aprendan de memoria. Porque hay que hacerlo contra la Argentina de Lionel Messi, es decir, contra lluvia, viento y trueno. Hay que hacerlo para estar en la final de la Copa América de Brasil. ¡Hay que ganar! El juego comenzará a las 8 p. m. y se verá por Caracol, RCN, Directv Sports y Win Sports +.
La misión aún no está cumplida para Colombia. Faltan dos pasos gigantes para concretar esa proeza que por 20 años se ha escapado de las manos, o de las piernas, de la Selección; eso de ganar, de sentirse ganador, de sonreír como ganador y levantar otra bendita Copa América. Por ahora, Colombia afronta el penúltimo obstáculo. Y es uno grande. Una montaña: el equipo de un Messi que es daga y escudo a la vez. Pueda que esta Argentina no sea la mejor ni la peor. Pueda que no sea tan sólida ni tan liviana. Pueda que no convenza ni decepcione. Pero ese equipo de puntos medios es Argentina, y eso implica que toca ir con cuidado.
Hace menos de un mes, Colombia salió airoso. Empataron 2-2 en la eliminatoria. Fue un partido en el que la Selección pasó del pavor a la gallardía. Salió a jugar como en pies descalzos, recibió dos goles, y terminó atacando como si fuera una caballería, logrando el empate. Así es esta Colombia de Reinaldo Rueda, luchadora. Es un equipo que no resigna el sudor. Un equipo cuyos delanteros –como Borré– lucen como defensores, y los defensores –como Mina– lucen como delanteros. Un equipo que a veces se cohíbe y a veces se libera. Un equipo que se atora con los goles falsos, los que no concreta. Pero así mismo, es un equipo que no se rinde, uno que si algo promete, es batalla.