Los últimos serán los primeros. Como reza el evangelio de San Mateo, las velocistas más modestas de los Juegos fueron este viernes las encargadas de inaugurar la competición olímpica de atletismo en el estadio Nacional de Tokio, que las recibió a gradas vacías por la pandemia.
Durante diez días, hasta el 8 de agosto, el recinto que fue sede de los Mundiales en 1991 acogerá a los atletas de todo el mundo para buscar objetivos que van desde colgarse una medalla hasta el más modesto de recibir el título de “atleta olímpico” por el mero hecho de haber participado.
El programa atlético ofrecerá este martes el primero de sus platos fuertes, la final femenina de 100 metros, y al día siguiente vivirá tal vez su cota más alta en las audiencias, el momento en que será coronado el ser humano más rápido del planeta, el sucesor del ya legendario Usain Bolt, en la final masculina del hectómetro.