(…) Hasta hoy, solamente tres Juegos se han suspendido, y ha sido por las guerras mundiales. En 1916, los Juegos Olímpicos iban a celebrarse en Berlín. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial llevaba declarada desde 1914 y Alemania era uno de los países envueltos en la contienda. Por ello, el COI decidió suspenderlos, a pesar de que muchas de las instalaciones ya estaban construidas, como el Estadio Olímpico, inaugurado en 1913. Esta primera suspensión provocó que la sede del COI, que hasta entonces era rotatoria, pasase a tener un emplazamiento fijo, la ciudad suiza de Lausana, que sigue siendo la capital olímpica.
(…) En 1940, se produjo la segunda suspensión. Entonces, como ahora, los Juegos Olímpicos iban a celebrarse en Tokio. La Segunda Guerra Mundial, que enfrentaba a los Aliados frente a las potencias del Eje, provocó que Japón renunciase en 1938 a la organización de aquellos Juegos. El COI hizo lo imposible para intentar salvar el evento, y lo trasladó a Helsinki. Sin embargo, en 1939, la Unión Soviética invadió Finlandia, y esto provocó que los Juegos de 1940 se cancelasen definitivamente. La suspensión alcanzó también los Juegos de Invierno de 1940, que iban a celebrarse en Garmisch-Partenkirchen, y de 1944, previstos en Cortina d’Ampezzo, así como los Juegos de 1944, que se producirían en Londres.
Boicots y atentados terroristas, razones de otras suspensiones
El 5 de septiembre de 1972, durante los Juegos Olímpicos de Múnich, se produjo un ataque terrorista en la villa olímpica en la que murieron 17 personas. Los miembros del equipo olímpico israelí fueron el objetivo de un comando terrorista palestino, Septiembre Negro. Estos hechos y el posterior funeral en el Estadio Olímpico de la capital bávara provocaron que los Juegos quedaran en suspenso durante 36 horas, hasta que el presidente del COI, Avery Brundage, decidió que estos continuaran. Otro atentado, el del 28 de julio de 1996 en el Parque Olímpico del Centenario de Atlanta, provocó también un alto temporal en los Juegos, que se reanudaron tras 24 horas.
Un recordatorio del evento ocurrido en 1972, reseñado en 2018: